Leyendas del camino del Diablo
Cuando era pequeño soñaba con ser bombero, solía escuchar las historias de mi viejo apagando incendios y sacando gente del rio en los temporales. Pero había una relato muy particular que siempre recuerdo, para mi prácticamente es una leyenda. En toda la actual provincia de Talagante, se habló de Los Hermanos Carrera , que recorrían los caminos buscando la independencia de chile, Javiera carrera incluso bordo y escogió los colores para la bandera de la patria vieja, que representaba el azul del cielo, el blanco de la cordillera y amarillo del trigo en los campos Montinos, lugar donde se encontraba su hacienda. Desde esa época los trigales han sido los principales vestidos de nuestros campos y la familia Carrera poseía varias casonas en Talagante, El Monte y Naltagua teñidas de amarillo trigo.
Los trigales siempre estuvieron muy expuestos a los incendios, porque la paja es un material muy combustible, hay que recordar que antaño no existía nadie que organizadamente apagara los incendios, y cuando había un incendio, los inquilinos de cada campo eran los encargados de controlarlo, esto a puro pulso.
Antiguamente y mucho antes que se fundara el cuerpo de bomberos, habían una cantidad considerable de incendios en las temporadas de calor, y la gente comenzó a atribuir dichos siniestros a un fantástico ser, “El León de Fuego”. Tiempo después se fundaron las primeras 2 compañías de bomberos, la primera se llamó German Tenderini, en honor a un antiguo filántropo y primer mártir del cuerpo de bomberos de Santiago, la segunda compañía nació casi al unísono de la primera, y se bautizó como Bomba Arturo Prat, honrando al famoso héroe patrio.
En sus inicios los bomberos no tenían, carros y se desplazaban en vehículos particulares, se habían armado de baldes y hachas, para combatir el fuego, así comenzó a crecer el cariño por estos primeros caballeros del fuego.
Muchas anécdotas comenzaron a ocurrir, llegaron los carros y comenzó a funcionar una línea telefónica para atender los llamados, fue así cuando un día alguien llamo para avisar que un gran León de Fuego, se encontraba en el centro de un trigal que comenzaba a quemarse, en las cercanías de un lugar llamado La Palma. Raudos los bomberos se dirigieron a apagar dicho incendio, pero extrañamente no veían humo, que los guiara al foco principal, llegando al lugar se llevaron una gran sorpresa. “No había nada más que trigo, un gran campo de paja seca y del incendio nada” Recorrieron todo el trigal y no encontraron indicios de incendio.
El hecho se repitió, muchas veces, un día llego un señor gritando como loco a la bomba que estaba en la plaza, ¡Se quema mi campo, auxilio, vengan a apagarlo! y los bomberos nuevamente salieron, no encontrando nada en el lugar que el señor había indicado.
Fue así como una noche en camino Peñaflor, precisamente en la parcela “Santa Laura” a orillas del canal, los “Caballeros del Fuego” fueron testigos de un singular hecho, se dirigían a un llamado que indicaba que parte de la parcela y un gran bosque interior se quemaban, al momento de la llegada, había una absoluta oscuridad en el sector , pero al momento de acercarse se veía un resplandeciente hoguera de fuego que brillaba envolviendo una arboleda, al final del camino patronal, a medida que se acercaban el fuego se iba corriendo hacia el gran trigal, extrañamente en el centro del fuego se lograba ver una tenue silueta. “No lográbamos llegar al fuego, cada vez que avanzábamos, el fuego se alejaba” fue uno de los comentarios, de un antiguo bombero que refiriéndose al hecho, puntual. “Era el León, de Fuego, que engañaba a los andantes, ofreciendo espejismos para burlarse de los incautos” y los bomberos, de esa época, fueron también engañados. La historia se repitió, muchas veces hasta el día de hoy, y ya varias generaciones de bomberos la conocen, claro ver para creer, dirán algunos, solo es cosa de preguntar a los más antiguos.
Cuenta la leyenda, que en épocas de calor se puede ver la silueta, de un imponente León envuelto en llamas, posado sobre los famosos campos de trigo de Talagante, El monte y Peñaflor, como protegiendo los campos de la familia Carrera, o tal vez, mofándose de los incautos.